Poesías de la Tierra del Pan


CENTENARIOS DE SILENCIO


… hay que callar y meditar con juicio, cuando el demérito o suerte adversa penetra la historia y la apolilla;
hay que contener la hombría y comprender cómo el dolor, nacido de la tierra, es tanto dolor,
pues que va de arteria a arteria, hasta hacer sin más del sentimiento
un vasto campanario sin luces ni piedad;
… ah, mi Castilla de hoy, nodriza y madre, viuda y transgredida;
quién, quién cambió tu manto y tu corona por atuendos de pana,
quién te ungió la soledad y engendró esta cruel desolación,
quién maldijo la poderosa, la pura luz y saqueó tu cuerpo, hasta dejar tu entraña a la intemperie;
… no, no correrá la brisa por la estepa mientras la vida sople por las cumbres,
y tú, tan llana, y tanto y tanto, que duele el horizonte al despeñarse el sol tan lejos,
- tan inmensamente lejos -
que semeja no cruzar si no fuera por el despojo de tu vieja sangre, la que prende y brilla en el ocaso,
cual guardián de fuego, eterno y penitente;
… un reguero de sal y una piqueta es dura sementera, anclada y caída en la llanura,
y un amor triste,
y un pájaro en el suelo es recogerte;
… hoy, y en este instante y noche, ladran perros a la luna cual tosca profesión que ofende y sobrecoge;
se acostumbra la piel, y, con gesto firme y duro, los poros se cierran a la lluvia,
y al trance subjetivo e ingente de la muerte.


Orion de Panthoseas