VINO D.O. TORO


En 1987 el vino de Toro obtiene su reconocimiento como Denominación de Origen.

La zona de esta Denominación está condicionada por un clima continental extremado, con influencias atlánticas, con precipitaciones medias que oscilan entre los 350-400 mm anuales y con un total de horas de sol efectivas de 2.600, pudiendo llegar a las 3.000. Sobre este hábitat se ha desarrollado durante siglos una variedad inédita, que ha conseguido el sello de autóctona e irrepetible en otro ecosistema, la Tinta de Toro.

En la actualidad están autorizadas cuatro variedades de uva para la elaboración de vinos v.c.p.r.d., dos blancas (Malvasía y Verdejo) y dos tintas (Tinta de Toro y Garnacha Tinta). La producción media en la zona alcanza los 18.000.000 kg. de uva que corresponden a 5.000 Has. de viñedo inscritas.

El Consejo Regulador de la Denominación de Origen Toro avala la calidad de veintisiete bodegas amparadas, donde se autoriza la elaboración de vinos blancos, rosados y tintos con la mención de "jóvenes"," crianzas", "reservas" y "grandes reservas"; todos estos vinos se suministran únicamente en envase de vidrio, distribuyéndose las botellas con la contraetiqueta numerada y expedidas únicamente por la Denominación de Origen.

Bebida de reyes. Los tintos de Toro fueron famosos en la Edad Media y han evolucionado hasta situarse en la primera línea española de los vinos de calidad.

Esta importancia histórica del sector vinícola se refleja en el hecho de que toda la ciudad de Toro está cimentada sobre profundas y grandes bodegas subterráneas. En nuestros paseos por la ciudad, podemos observar pequeñas bocas a ras de suelo en las fachadas de las casas: se trata de los respiraderos de las bodegas particulares que posee cada vivienda.

Un lujo es la degustación del Vino de Toro con las numerosas y exquisitas tapas que se sirven en los bares de la ciudad. El queso de oveja y los dulces de las monjas son otros productos de la gastronomía local.



Bodegas acogidas a la D.O. Toro
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