MI GATO ANÍBAL, UN ANIMAL

Relato con origen : Muelas del Pan

Bueno, pues tengo un gato que es el placer de mis hijas y de mi mujer, pero que tengo que cuidarlo yo. Si dijera que Aníbal es un mal gato mentiría bellacamente, pero es un poco animal porque se comporta como tal, aunque, la verdad sea dicha, comprende mejor muchas cosas que muchas personas. Tal es así que hasta entiende por gestos, pero también con palabras. Eso de que lo animales no tienen inteligencia no acabo de creerlo. Por lo menos este gato que yo lo llamo Anímal, (en lugar de Aníbal), es una constatación de animal inteligente. Sabe, por ejemplo, que no puede salir de casa porque desconoce la calle. Una vez que se escapó por un descuido de mi mujer y se allegó, escaleras abajo, hasta el portal del edificio. Al sentir el ruido de los coches se acoquinó y se acurrucó a la vera de la puerta. Cuando entró un vecino, llamado Salva, lo reconoció, lo tomó en sus brazos, llamó a mi timbre y me lo entregó. Desde entonces Anímal o Aníbal, cuando oye al Señor Salva salir de su casa, que es vecino mío, miaua queriendo salir a saludarlo, tal es el agradecimiento del animal por la liberación del ruido de la calle al que no está acostumbrado. Él prefiere ver la calle desde el balcón subido en una banqueta y observar a los niños que juegan en los columpios por la parte de atrás. Ese es el mundo del gato de mi mujer y de mis hijas. Yo también veo un poco ese mundo a través de la imaginación que sospecho por los ojos azules penetrantes del gato Aníbal.



Lo peor de este animal, que yo lo llamo Anímal, es que cuando duermo, por ejemplo la siesta, se me sube a la testa y no me deja reposar. La verdad es que a veces me cansa y le echo bronca, cuando me enfado de forma real la bronca va en Esperanto y, entonces Aníbal sabe que estoy enfadado. Esa es una de las razones es por las que sé que los animales comprenden. A partir de ahí ya no me molesta más y deja que sueñe con mis musas; se pone junto a mí y espera a que me despierte. Eso sí, cuando lo hago me exige que le acaricie. Por haberme dejado dormir y entonces le hago unas carantoñas que agradece en extremo. Después se marcha a una cesta para gatos y continúa él su siesta. Esta historia es muy pequeña, pero para mi tierna porque hablo de cosas de un animal que me hace compañía y a todos los habitantes de mi casa. Tengo otra mascota de la cual hablaré otro día, pero ya contaré su historia cuando tenga ganas y el tiempo me lo permita. Ahora se encuentra en El Teso de la Cuesta de la Sillada. De aquí a unos días se juntará con Aníbal y jugarán juntos. Aníbal y la otra mascota juegan juntos; no sé si esto durará mucho, pero lo cierto es que sí, que juegan. El problema es que son enemigos naturales y algún día pueden aflorar sus instintos. Yo, por si acaso, suelo estar presente con una vara de mimbre de Valdemaderos para poner las cosas en orden y llevar a cada cual a su sitio.
Estulano